viernes, 6 de marzo de 2020

Feminazi: la etiqueta fácil.

Feminazi: es una palabrita que no es nueva pero que está de moda entre los/as que quieran descalificar algún argumento feminista, también lo que digan o piensen las mujeres en general respecto al machismo o a actitudes sociales machistas. En fin, que no se trata de otra cosa que de un argumento ad hominem, una falacia (argumento que no puede sostener en forma lógica lo que postula): “Para utilizar esta falacia se intenta desacreditar a la persona que defiende una postura señalando una característica o creencia impopular de esa persona”, no importa si para desacreditarla se inventa cualquier verdura, no importa si la persona tiene razón, desacreditándola se intenta cerrar todo debate racional y de paso te ahorrás la dura tarea de estar informado/a acerca de lo que estás debatiendo y no te gastás en sostener de forma lógica el por qué pensás lo que pensás y en qué sentido estás en contra. ¿Qué mejor que apelar al nazismo para descalificar a alguien o a un grupo de personas? Por ahí ni sabés que es el nazismo, y si lo sabés entonces mucho peor, pero seguro lo que tenés claro es que suena bien feo. Usar la palabra feminazi es tan burdo como denigrante. Creo que cada quién puede pensar como le parezca, pero hay reglas básicas a la hora de debatir u opinar: mantener un argumento lógico e informarse ... los insultos, las descalificaciones traídas de los pelos, las agresiones, no llevan a ninguna conclusión acertada, el discurso no tiene que estar orientado a “ganar” la medallita del debate a costa de lo que sea, sino a construir algún tipo de verdad. Si no te gusta alguna opinión feminista, con exponer tu teoría alcanza, es mucho más inteligente que rebatir con una etiqueta malintencionada. En relación a lo anterior viene al caso una norma implícita de los foros y debates por internet, que es la ley de Godwin: “ ... a medida que una discusión en Internet se hace más larga, la probabilidad de que se haga una comparación con Hitler o con los Nazis, tiende a 1”. O, en otras palabras, entre más se discuta de algo en Internet, eventualmente se hará una comparación con los Nazis o con Hitler, independientemente del tema que se trató originalmente. Si durante una discusión o en un foro se hace una referencia a ley de Godwin, es una etiqueta no escrita que la conversación se dé por terminada automáticamente (a menos que se trate de una discusión directa del tema, por supuesto). Asimismo también se ha llegado a aplicar como etiqueta que quién haga una referencia a los Nazis o a Hitler, pierde el debate.” Justamente la regla se aplica porque es fácil revolcar al otro por el piso acusándolo de tener alguna característica del nazismo (por más que NO la tenga), lo que pervierte el origen y el sentido de la discusión.

jueves, 5 de marzo de 2020

El amor de tu vida


Germán y Carlos eran viejos amigos de la infancia, casi todos los meses se encontraban en el bar para tomar un café y charlar de las cosas que a nadie más podían confesar. Los dos habían tomado rumbos diferentes y hasta pensaban distinto en muchos aspectos, pero su amistad perpetua los unía con lazos de hermandad y generaba una confianza que con otras personas no lograban tener.

Durante estos encuentros era inevitable que, en algún momento, Germán empezara a hablar de lo mismo: el sentido de la vida, la importancia del AMOR y la frustración de no encontrarlo por ninguna parte. En decenas de conversaciones había dicho -y habría de decir- más o menos lo mismo: “Mirá Carlos, vos sabés que con Claudia nos llevamos bien, estamos juntos hace una pila de años y nos respetamos, tenemos hijos hermosos, la casa, la vida solucionada … pero a medida que pasa el tiempo me siento peor, cada vez me desespera más la idea de no encontrar mi amor verdadero, el predestinado (no seas guacho y no te rías Carlos, sabés que lo digo en serio). Siento un agujero que se hace más ancho con la edad. Hay gente que le tiene miedo a la muerte, pero mi verdadero miedo, lo que me da terror, es morirme sin haber encontrado el amor de mi vida. Y no pongas esa cara pelotudo!! ¿a quién querés que le cuente todo esto?, ¿a Claudia?, acaso vos no estás podrido de andar con cuanta mina se te cruza? no extrañas compartir la vida con alguien especial? …”.

La verdad es que a Carlos esas cosas no le interesaban, estaba muy bien disfrutando de su vida de soltero, sin compromisos ni amores trascendentes, pero quería a su amigo y siempre inventaba un argumento para consolarlo: alguna vez le había dicho que en realidad el amor no existe y que se deje de joder con tanta boludez, que estaba perdiendo el tiempo … otro día se le ocurrió recomendarle que vaya a un psicólogo pero Germán se ofendió y nunca más volvieron a hablar de “profesionales” … hasta había intentado animarlo diciéndole que tarde o temprano iba a encontrar a su media naranja, sin embargo, lejos de calmar a Germán, lo exasperó aún más con la idea de que “pero si encuentro a mi verdadero amor … ¿qué mierda hago con mi esposa!!!!?”, en fin, que no había nada que aportara una solución al tema, ni siquiera la amenaza de no llamarlo más si seguía jodiendo con lo mismo.

A veces Carlos divagaba un poco para sí, y pensaba que tal vez solo habría que esperar que un día el “verdadero amor” de Germán apareciera, y que Germán la supiera reconocer, y ella a él, y que no estuvieran demasiado viejos como para no animarse a empezar todo de cero, por ahí Claudia no fuera un problema, ni los hijos, ni nada, tal vez Germán cumpliera su deseo de no morir vacío y … y bueno, "que se las arregle con sus rollos, a mi esas cosas no me quitan el sueño..a ver cómo hago ahora para que este jodido cambie el tema y me cuente cómo estuvo el partido de Banfield el domingo, antes que lo pase a buscar Claudia…"


viernes, 17 de diciembre de 2010

El invasivo

Fui a la librería a comprar varillas para hacer un barrilete que le pidieron a los nenes en el colegio. Las varillas eran de madera y venían flameando mientras las sostenía a pulso para que no se escapen. En eso me cruzo a un tipo que, de pasada y acercándose, me dice "Qué pasa mamita?, me vas a castigar?, mmmmmmmmm" y sí, ganas no me faltaban, pero si le partía las varillas en la cabeza tenía que volver a la librería a comprar otras, y no me da la gana. Igual, lo que me dejó pasmada, es que tres maderitas locas inspiren esos ratones masoquistas en medio de la calle, que el tipo invada mi espacio personal con sus morbos, y que para colmo de males este tipo de avances callejeros, burdos, agresivos, asquerosos, estén naturalizados. Un botón de muestra, de los tantos de cientos, de cientos ... 


Paz & Love

Para entrar y salir de las estaciones de servicio hay que cruzar la vereda con el coche. Por las veredas pasan peatones. Venía un hombre caminado por la vereda y una señora apurada, quiso salir a los tiros de la estación de servicio con tan mala suerte que se le interpuso accidentalmente éste señor "La concha de tu hermana cuatro ojos!!!" -el tipo tenía anteojos- dijo la señora pese a que la prioridad de paso la tiene el peatón ... "Andate al carajo petisa de mierda!!" le contesta el peatón sobresaltado. Viva la convivencia pacífica, vivan los anteojos y las petisas ... cada día nos amamos más, tal vez con una buena dosis de rivotril mañana sea un día mejor ...

La manzana de Blancanieves

Un viejito de la calle estaba sentado en el escalón de un negocio sin hacer nada. Entonces pasa una señora que venía del mercado, con la bolsa de los mandados llena de cosas. Se ve que en un rapto de solidaridad empática se apiada del viejito, que está muy flaco -y sucio si es por dar detalles- y va y le da una manzana. El hombre agarra la fruta sin mirarla y mientras la deja en el piso dice muy clarito: "LA-PU-TA-MA-DRE-QUE-TE-PA-RIÓ". No sé cómo lo habrá tomado la mujer, pero a mi me se me ocurrió que la manzana estaba embrujada, y creo que el viejito, ese día, no necesitaba el hechizo.